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Por John Pint
El
hecho de que hace bastantes años una gran población de abejas en México
se africanizó, ha constituido un serio problema, ya que cientos de
personas y animales han muerto a consecuencia de ataques inesperados de
estos insectos.
Will Baird, conservacionista de fauna silvestre
e inventor que reside en Houston, Texas, quedó profundamente
impresionado tras el trágico fin de un buen amigo suyo a consecuencia
de un ataque de abejas africanizadas. “Él era mi amigo y vecino, y
estaba a punto de casarse”, me dice Will. “Tenía él unas colmenas en su
propiedad, y un buen día, de la noche a la mañana, una de las colmenas
se había africanizado”. Ajeno a esto, justo al día siguiente
mi
amigo salió tranquilo a podar su pasto en una podadora tipo tractor. Al
acercarse a las colmenas, una nube de esos insectos salió a atacarlo.
Saltó del tractor, y la máquina le cortó las piernas, lo cual causó su
muerte”.
Baird decidió entonces pensar en algo
que pudiera ayudar a protegerse contra ese tipo de ataques. Dado que
las abejas se irritan en suma ante vibraciones y ruidos demasiado altos
pensó primero en algo que pudiera defender a los conductores de
tractores. Y como las abejas no soportan el humo, esto fue lo primero
que le vino a la mente. A manera de prueba, conectó aparatos que
producen humo a un tractor pero esta idea falló debido a que el viento
mandaba el humo en distintas direcciones impidiendo, además, la visión
al conductor.
Cavilando, un día Baird tuvo una
inspiración: se preguntó si el vapor de agua no podía ser una mejor
opción que el humo. Pronto descubrió que las abejas
respiran a través del tórax, el cual está cubierto por unos pelitos
encerados que hacen que el agua se convierta en pequeñas burbujas, lo
cual evita el paso del agua a los pulmones, permitiéndoles así
respirar. Al entender esto, Baird descubrió una fórmula que permite que
el agua continúe su marcha a los pulmones de las abejas y de ese modo,
terminan asfixiándose. Al ser atacada una persona, este producto
permite a la víctima escapar o ser rescatada.
“Creímos que iba a ser necesaria una gran cantidad del
líquido”, nos
dice Baird, “pero no habíamos tomado en cuenta la habilidad con la que
cuentan las abejas para comunicarse entre ellas. El número pequeño que
muere es suficiente para que las que quedan vivas den la voz de alarma
a las demás, que no intentarán penetrar al área en donde quedó el aire
impregnado por el producto”.
La fórmula
viene en recipientes adaptables a tractores, también en mochilas
especiales para rescatistas, así como en latas de 14 onzas (397
gramos). El producto ha sido probado minuciosamente en la Universidad
A&M de Texas con resultados impresionantes, que pueden
observarse
en un video
y en
la página de BeeAlert.
“Lo que es muy especial de este producto”, nos dice Baird, “es que es
totalmente inofensivo. No afecta a las personas ni al medio ambiente.
Simplemente interfiere en el sistema de respiración de las
abejas”. Afirma que el espray puede dirigirse directamente al cuerpo o
a la cara de una persona cubierta de abejas, lo cual no puede hacerse
con insecticidas normales o con la espuma que utilizan los bomberos,
que sí son productos tóxicos.
Will Baird es
dueño y gerente de la compañía BeeAware, Inc. que opera en Houston,
TX.. Y aunque el producto no llega todavía en México, él espera que
esto pueda llevarse a cabo en 2013.
Le
preguntamos si había recibido opiniones de personas que habían usado el
producto. “Justamente hace una semana, alguien me llamó para
agradecerme por haberle salvado la vida. Me explicó que, manejado un
buldozer, un enjambre de abejas salió al remover unas piedras e
inmediatamente comenzaron a atacarlo. Corrió hacia un Jeep descapotable
en donde estaba un amigo suyo que, muy por fortuna, tenía ahí una lata
de BeeAlert. Su amigo de inmediato esparció el espray hacia arriba, en
forma de círculo, y las abejas detuvieron el ataque y se alejaron. Me
dijo que sólo recibieron algunos piquetes”.
“En suma”, nos dice Will Baird,
“BeeAlert funciona”.
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