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En
la presentación escrita de este libro, Alfonso Sahagún de la Parra
escribe:
Una
Mexicana en Arabia... y no en viaje transitorio,
de placer del que ella tomaría, a vuelo de pájaro, algunas notas.
Estuvo allá en varios períodos de tiempo. Sabemos que Arabia es un país
lejano del Oriente Medio, cuyo territorio es, en su mayor parte,
desértico, con la particularidad de que es el productor de petróleo más
grande del mundo. También es sabido que es de religión musulmana.
La
autora nos va ampliando esos datos al incursionar por distintas partes
del país, incluyendo una expedición cerca de Yemen y otras tantas en
las cercanías a Irak. Además, compartiendo con su esposo la afición por
la espeleología, siempre que el tiempo lo permitía, entraban a cuevas
ya identificadas por los lugareños y luego se daban a la tarea de
buscar otras no conocidas. Con el tiempo, se sumaron al equipo de
espeleólogos de Saudi Geological Survey.
Susy describe de su
experiencia relativa al desierto, en donde ella y su esposo
acamparon. Sin embargo, lo más novedoso del libro de Susy es el grado
de conocimiento que obtuvo de la cultura de los árabes. En cuanto al
estilo, Una Mexicana en Arabia es descriptivo, que
corre
festivo, pintoresco y poético.
Una Mexicana en Arabia
por Susy Pint
184 páginas, 57 fotos a color
Editorial Agata, Guadalajara
Costo $250 pesos (14 dolares)
Pídelo a:
RanchoPint @ Hotmail .com
Teléfono (Guadalajara,
México) (52) 33 31 51 16 12
Se puede enviar a
cualquier parte del mundo
EXTRACTO DEL LIBRO "UNA MEXICANA EN ARABIA" CAPITULO III: DHARB AL-NAJEM (El Lugar Donde Cayó la Estrella)
Fue
un miércoles—último día de la semana de trabajo en Arabia
Saudita—cuando dejamos Dhahrán, en medio de una lluvia que obligaba a
mover el limpiaparabrisas del Land Rover a toda velocidad. Eran las
cinco y media de la tarde. Nuestro destino: Mashma'a, una ciudad 280
kilómetros al noroeste de Riyadh. Para nuestra fortuna, por entre las
gotas de la lluvia se vislumbraba en el horizonte un límpido cielo azul
matizado de rosa y naranja, lo cual indicaba que ese fenómeno, tan poco
común en esa parte del mundo, pronto quedaría atrás.
Dentro del Land Rover nos encontrábamos los cuatro integrantes de una
pequeña expedición cuyo objetivo era explorar Dharb al-Najem, un tiro
no muy lejos de Mashma'a, al que los lugareños atribuían ya algunas
leyendas. Y como nunca había sido explorado, muchos incluso aseguraban
que no tenía fondo. —Un día arrojé al pozo una lata llena de piedras
y tardó seis segundos en caer— le dijo un geólogo británico a John y,
desde entonces, la idea de ir en busca de esa sima misteriosa se le
metió en la cabeza de una manera casi obsesiva. Curiosamente, los
cuatro éramos de nacionalidades diferentes: Ron Kummerfeldt, keniata;
Abdul Aziz al-Aguili, saudita; John, estadounidense y yo, mexicana...
...A unos cuantos kilómetros de donde nos encontrábamos, un poco en
subida, cerca de las montañas, se distinguían unos pequeños montículos,
uno enseguida de otro, como una cadena formando un círculo. Era allí
nuestro destino. Dicha cadena era una barrera hecha por los lugareños,
la cual rodeaba la entrada espectacular del pozo: una abertura de 60
metros de diámetro que parecía conducir al fondo mismo de la tierra.
Entusiasmados, nos pusimos de inmediato manos a la obra. Ron estacionó
el Land Rover de modo que se pudieran anclar las cuerdas en el mismo
vehículo—que es, por cierto, la técnica normal en los desiertos
árabes—. La cuerda principal medía 110 metros y la de emergencia 50.
John y Ron prepararon el equipo para efectuar el rappel y el ascenso.
John bajaría primero y Ron lo seguiría. De medir el sótano más de cien
metros, tendrían que conformarse con que John echara sólo un vistazo al
lugar. Al iniciar John el rappel, unos pichones salieron del pozo en
desbandada, seguramente no muy contentos al ver perturbado su hogar
que, generación tras generación, se había mantenido intacto. Tomé
entonces la cámara y a través de la lente pude ver a John perderse en
la distancia, hasta convertirse en una especie de arañita diminuta
suspendida en uno de los hilos de su red....
En busca de "dunas que cantan,"
en el desierto Dahna.
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